La piel pierde su brillo y esplendor natural, se intoxica, se reseca, se cubre de células muertas, por el paso de los años, la mala alimentación, el frío y de la calefacción… Pero nuestros rituales de belleza le devuelven su esplendor y a ti tu sonrisa al ver un rostro radiante y repleto de luz en el espejo.